Natacha López, la guerrera que venció al cáncer a base de maratones

Hace poco más de un año, Natacha López inició junto a su marido David el reto 42Káncer. El porqué de este reto, que consistió en realizar 15 maratones juntos en un año, es simple. “En 2015 me diagnosticaron cáncer de pecho cuando estábamos preparando el maratón de Valencia y tuvimos que desistir y dejarlo para más adelante, y la vuelta a esta distancia fue con el reto 42Káncer”. Un reto de vertiente solidaria y que coincidió con el 42 cumpleaños de su marido: “Nos pareció bien que tuviera dos vertientes solidarias, como son el cáncer y la lucha contra las drogas. Hemos podido recaudar para la Asociación Española Contra el Cáncer y para la Fundación Diagrama, de lo que nos sentimos muy orgullosos”.

No es la primera vez que Natacha habla de su enfermedad. Fue diagnosticada con cáncer de mama, pero consiguió salir adelante y uno de sus apoyos fundamentales fue su familia y seguir corriendo: “Siempre le repetía a la oncóloga, mira a mí no me importa, quítame un pecho o quítame los dos, me da igual que se me caiga el pelo, lo único que quiero es ver crecer a mis hijos”.

Fue una noticia que le cambió totalmente la forma de ver la vida: “La enfermedad me ha enseñado muchísimo, un balance positivo de haber pasado por esto. Ha tenido que pasar para poder ver lo realmente importante en la vida, aprender a priorizar, y a no perder el tiempo en tonterías. Tengo que aprovechar cada segundo, porque no sabemos cuándo nos vamos a ir de aquí. Pensar que mis hijos podían haber crecido sin mí y la alegría de poder disfrutarlos durante muchos años más pues me ha hecho valorar el tiempo que debo pasar con ellos”.

Sobre el reto que se planteó junto a su marido, David, Natacha asegura que fue una “liberación psicológica”: “Psicológicamente, para nosotros correr nos ha ayudado muchísimo durante todo este tiempo a llevar la enfermedad, porque si eres corredor, disfrutas haciendo lo que haces, entonces nos ayudó mucho a minimizar los efectos de la quimio y a quitarle importancia a la enfermedad, que creo que es lo más importante en estos casos, que no sea la cabeza la que te frene. Si te encuentras mal un día de piernas no pasa nada, pero que no sea la cabeza la que te ponga un límite. En el aspecto psicológico para nosotros ha sido una liberación”.

De esta forma, Natacha destaca su fuerza mental al enfrentarse al reto, después de haber pasado por una enfermedad como un cáncer, que le hizo ver el mundo de otra manera y tomarse el reto como un objetivo no sólo factible, sino de buenos resultados. “Planteamos el reto, sé que fue una locura, parecía una locura, son 15 maratones en 365 días. Lo planteamos hacerlo como rodaje, sin competirlos y obviamente pudimos acabarlos y sin querer casi nos hemos encontrado con podios en casi todas las carreras, incluso he llegado a ganar tres de las pruebas. Pero sin buscarlo, de verdad que no ha sido buscado, ha sido encontrado. Íbamos a un ritmo en el que íbamos muy cómodos y como experiencia fue preciosa”. Una experiencia que, además, les ha ayudado “a encontrarnos con la distancia, nos hemos sentido fenomenal, hemos podido disfrutar nosotros como pareja”.

La preparación de un maratón tampoco es cosa sencilla, pero Natacha asegura disfrutar de esta distancia “a partir del km 30, que es cuando me empiezo a encontrar bien porque como que me creo que ya he llegado a meta y empiezo a descontar kilómetros, entonces es una distancia que corremos cómodos y no me encuentro yo con el muro”. “Al fin y al cabo nosotros somos fonderos, creo que cualquier corredor de fondo, aunque sea popular como nosotros, la distancia de maratón es como cada año estás pensando en maratón cuando se acerca la fecha, y la preparación es muy exigente pero la satisfacción cuando cruzas la meta es increíble”, por lo que dice que “puede que se quizá sí sea mi distancia, no lo sé, a mí me gusta hacer kilómetros. Pero es verdad que yo en maratón no sufro demasiado”.

David y ella se prepararon a conciencia para poder disfrutar el reto, más que competirlo: “El reto lo preparamos haciendo tiradas largas, decidimos no hacer velocidad, no trabajarla, porque creímos que lo mejor era simplemente hacer rodaje, rodaje, rodajes largos para adaptar el cuerpo al volumen de kilómetros que íbamos a meter”.

Pero el maratón no es el último reto que se ha marcado esta mujer. Ya se prepara para enfrentarse a las aguas abiertas, en una travesía a nado de 4,5km, y volverá a competir en 42 km pero esta vez a menor escala: “Mi idea es bajar de las tres horas en el maratón de Valencia en diciembre, pero para eso tengo que estar al cien por cien en agosto”.

Al final, Natacha, más que sólo correr, se lleva una lección de vida tras el reto y tras su enfermedad. “El balance de todo esto es positivo, a pesar de que he pasado por todos los tratamientos posibles de esta enfermedad como quimioterapia, mastectomía, radioterapia, etc. Creo que ha valido la pena. A lo físico no le he dado importancia, yo creo que he sido feliz incluso cuando más fea estaba, que era sin pelo, y se te caen las cejas. Sí que es verdad que tienes momentos de bajón, porque siempre te gusta verte bien, pero no me parecía importante, porque había ganado tanto al darme cuenta de todo lo que tengo por aprovechar, que realmente me parecía secundario, yo y el día que fui a la consulta y me dijo que vería crecer a mis hijos, me cambió totalmente el concepto de vida y dije ahora sí que voy a echar para adelante y tengo que pasar por esto, pero vamos a pasarlo bien y a disfrutar”.

Si tuviera que aconsejar a aquellas personas que se encuentran en su misma situación, Natacha lo tiene claro y su mensaje es pura fuerza: “Te han dicho que puede que te vayas, entonces, ¿qué motivo más necesitas para decidir cambiar de vida y darle valor a lo que tienes?”. Ella destaca sobre todo las cosas buenas que adquirieron relevancia: “Tengo dos hijos preciosos, un marido que me adora, he encontrado el amor en mi vida, empecé a valorar mucho más las cosas”. “El mejor consejo que les puedo dar es que le quiten importancia a la enfermedad y que aprovechen este pequeño susto, para aprovechar la vida y hacer cosas que te hagan sentir bien y feliz, y que te aproximen al camino de la felicidad que creo que es el objetivo que tenemos todos”.

Un ejemplo de superación, fuerza y valentía que consiguió acabar con una enfermedad y comenzar con una nueva vida.