Juan Carlos Najera: » Lo hago porque me gusta, me apasiona, es mi vida»

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¿Cuáles son las sensaciones ahora que la prueba está más cerca?

En cuanto a las sensaciones, ahora mismo son las del viaje, los nervios típicos, el que llegue todo bien, que no haya problemas… Ahora mismo todavía no estoy pensando en lo que es propiamente la carrera puesto que de alguna manera vamos quemando etapas poco a poco. A partir de que ya llegue a Whitehorse y monte la bici y salga por allí a rodar un poquito ya pensaremos en la carrera propiamente dicha.

¿Cómo ha sido la preparación para la prueba en esta ocasión?

La preparación no ha venido sido muy diferente a otras ocasiones puesto que al final una prueba de etas características se afronta metiendo muchas horas encima de la bici. Si que como durante el transcurso de la carrera 14 horas son nocturnas, he aprovechado para compaginar bien con el trabajo para entrenar durante la noche, de forma que ha habido muchos días que he ido a trabajar sin dormir. Pero bueno es lo que tiene el tener que compaginar el hobby con el trabajo.

¿Cómo es la recta final de la preparación una vez en el terreno?

Ya una vez llegue a Whitehorse lo más importante es tener la bici y todo el equipaje, poder montar y ver que todo está en perfectas condiciones. Una vez este montado empezar a rodar allí y probar todos los elementos que vamos a necesitar. Pasar los controles de verificación por parte de la organización y ponernos manos a la obra.

¿En qué distancia va a participar?

La prueba en la que voy a tomar parte este año es la distancia de 500 Km. Es la primera vez que participio en Canadá. Es una prueba que afronto con respeto, hay corredores con  muchísima experiencia. El año pasado por ejemplo, tuvieron que amputar las dos piernas y las dos manos a un corredor italiano, a otro una mano, a varios diferentes dedos… era gente que tenía mucha experiencia pero aún y todo una situación anómala en cuanto a las extremas condiciones climatológicas y posiblemente apurar mucho la condición física llevo a una catástrofe. Yo lo afronto con respeto, voy a la distancia de 500Km para tener una primera toma de contacto con la prueba y luego, más adelante, poder afrontar la de 750.

¿Qué expectativas tiene para la carrera?

Las expectativas no son otras que intentar terminar. La categoría de bicicleta no se el motivo, pero he estado echando un ojo a todo el historial de los otros años y hay un gran porcentaje de abandonos. Hay que tener en cuenta que el récord de la prueba está en 4 días 2 horas y 15 minutos desde hace 16 años. Ha debido ser un auténtico tiempazo y por lo tanto mis expectativas no se centran más allá de terminar, disfrutar de la experiencia y volverá casa entero.

¿Cuál es la parte que más disfruta de una prueba como esta?

La parte que más disfruto, indudablemente, es la de la participación en la prueba. Son muchos meses de preparación y sacrifico, pero en el momento que te dan el pistoletazo de salida es cuando realmente estas entrando en ese tiempo en el que de alguna manera vas a demostrar todos esos sufrimientos que has venido haciendo. Por demostrar me refiero a uno mismo,  no tengo que nada que demostrar. Lo hago porque me gusta, me apasiona, es mi vida y los entornos helados son algo que sin lugar a dudas es difícil de poder expresar con palabras.

¿Hay algo que le dé especialmente miedo a la hora de participar en una prueba tan exigente?

Miedo en principio no tengo a nada, pero si tengo respeto a todo. Hay que tener respeto a lo más importante, la naturaleza y ver un poco como se desarrolla en cuanto a temperatura. Ver si nieva porque para nosotros y para las bicis es la peor circunstancia, porque con nieve recién caída es imposible dar una pedalada, con lo cual tendríamos que estar permanentemente empujando la bicicleta y es mucho más complicado que por ejemplo arrastrar una pulka. También hay que tener mucha atención con los animales salvajes. A priori lo más peligrosos o con los que más nos podemos encontrar son con los lobos y los alces. Luego cuando estas atravesando lagos o ríos helados oyes el crujir del hielo y no deja de ser un peligro que te puedas caer.