Manuel Anguita no necesita presentación entre quienes siguen el mundo del trail running. Con 34 años y más de una década de experiencia en las carreras por montaña, este granadino ha hecho de la superación personal su bandera. Desde sus comienzos entre sierras y perros de caza junto a su padre, hasta convertirse en uno de los nombres más respetados del ultratrail nacional, Manu ha demostrado que el esfuerzo constante, el amor por la montaña y la pasión por competir pueden llevarte muy lejos… incluso hasta rozar el podio mundial.
En esta entrevista, hablamos con él sobre sus inicios, los momentos clave de su carrera, la gestión del sufrimiento en las ultras, la importancia de entrenar con cabeza y su visión personal de lo que significa realmente cruzar una meta. Una conversación sincera con un corredor que no solo corre lejos y alto, sino también con los pies en la tierra.
Entrevistamos a Manu Anguita sobre el mundo de las ultra trails
VKS Sport: ¿Quién es Manuel Anguita y cómo empezó ese amor por el trail running?
Manu Anguita:
Manu Anguita es ya, como diría yo, ya no es un chaval, es un hombre de 34 años que lleva 11 temporadas corriendo trail running. Empecé a finales de 2013, pero no fue hasta 2014 cuando realmente me aficioné bien y empecé un poco a destacar, que fue lo que me hizo preocuparme por estar más en forma y querer aspirar cada vez a más, ¿no? Fui subiendo poquito a poco de nivel, desde el nivel granadino —porque yo soy de Granada— al nivel de selección andaluza, nacional, e incluso salir fuera de España, a nivel internacional. He llegado a ir a China, a hacer algunas carreras de ultrafondo y todo eso.
Pero bueno, sobre todo me defino como un apasionado de las montañas. Me he criado desde pequeño en la montaña. Mi padre se dedicaba a la caza mayor y tenía realas de perros, y yo me encargaba de cuidarlos y entrenarlos, básicamente, desde que tenía 6 años hasta los 15. Yo iba con mi padre y le acompañaba a sus monterías. Entonces, creo que he pasado muchas horas en la montaña antes de ser corredor, a los 23, que fue cuando empecé a correr. Porque no tengo ninguna base en atletismo; vengo del judo y del fútbol.
Creo que el primer año que corrí tuve un «feeling» muy bueno, porque a mí siempre me ha gustado estar en la sierra, más que en la montaña —aquí en Andalucía le decimos la sierra—, y me muevo muy bien. Tengo muy buena orientación y disfruto mucho de ver los animales en el campo, de oler a monte, a tomillo, a romero, a pino… Creo que es algo que me encanta y he podido hacer de un hobby prácticamente un trabajo.
VKS Sport: Te empezaste a enganchar más al deporte en 2014. ¿Cuál fue ese punto de inflexión? ¿Por qué fue?
Manu Anguita:
Pues había una carrera de ultra trail que era el Campeonato de Andalucía, le llamaban aquí la Gran Vuelta Valle del Genal. Creo que era su segunda edición y yo había hecho carreras por debajo de la maratón, pero no acababa de tener un gran éxito, porque si hacía el 30 o el 40 ya era toda una proeza, ¿no?
Pero me di cuenta de que, conforme aumentaba la distancia de las carreras, me encontraba más cómodo y más fuerte. Hice una ultra antes de esta Gran Vuelta Valle del Genal, que fue la primera edición de la Ultra Sierra Nevada. Y de nunca haber estado en un top 10, pues hice octavo en una carrera de unas 11 horas y media, creo. Y bueno, iba a medio gas, porque también tenía un poco de miedo, no sabía si realmente iba a poder llegar a meta en una carrera de unos 90 kilómetros aproximadamente.
Entonces fue en esta Gran Vuelta Valle del Genal, una carrera de 130 kilómetros y 7.500 metros positivos, donde llegué y me proclamé campeón de Andalucía siendo un chaval de 23 años, en categoría promesa. Y aquello fue como mi momento de explosión dentro del mundo del ultratrail y de las carreras por montaña. Ahí fue donde comenzó toda esta locura.
VKS Sport: ¿Cuáles han sido, por así decirlo, en esos primeros años, los grandes momentos que recuerdas de Manu Anguita?
Manu Anguita:
Pues los grandes momentos, por así decirlo, han sido también en estas carreras de larga distancia. Me acuerdo que la primera carrera que hice fuera de Andalucía fue el Ultra del Montseny, en Cataluña. Hice un tercero en aquella primera Copa de España de Ultra que sacó la FEDME y, para mí, fue muy importante, aunque no ganara la carrera. Creo que fue como la reivindicación de ese Campeonato de Andalucía del Genal que conseguí ganar.
Y luego, sin darme cuenta, me vi en un Campeonato del Mundo, en la época dorada de Luis Alberto. Corrí allí y llegué segundo en el kilómetro 80, y terminé cuarto del mundo. Luis Alberto fue campeón con la selección española. Yo apenas tenía asistencia, ni tampoco un dominio sobre carreras de 13 horas. Realmente, para mí, 2016 fue un año importante, porque llevaba dos añitos y medio o tres corriendo. Ya había tenido mis primeras molestias, lesiones… al principio no tenía entrenador, corría sin reloj, era un poco anárquico. No sabía realmente el potencial que tenía, y seguramente estaba muy en forma, pero me faltaban detalles, estrategias de carrera.
Creo que aquel momento también fue muy importante: que en un Mundial, alguien que nadie conoce, sale de Andalucía con apenas 25 años y planta cara allí, y va con Luis, por ejemplo, 60 km. Creo que ese fue otro de los grandes momentos.
Luego ha habido muchas carreras. He seguido la Copa del Mundo de Skyrunning, he intentado hacerlas más técnicas. Me he visto haciendo segundo en Tromsø, en Noruega, una carrera muy lejos de casa, con un perfil muy técnico. Transvulcania la he hecho cinco veces, y este año conseguí el podio, tercero. Todos los años que la he hecho la he terminado. He tenido mucha regularidad y he conseguido un top 10 en una de las carreras de más nivel internacional, de duración media.
Al final, lo que uno más valora es cuanto más te cuesta. Cuanto más te cuesta conseguir algo, más lo valoras. Recientemente, el año pasado, hice por segunda vez UTMB, las 100 millas. Esta vez no me lesioné como cuando debuté y conseguí un octavo puesto. Estuve en la disputa del podio hasta el kilómetro 120, que desconecté un poco de los que luego se lo jugaron. Hacer 21:41 en UTMB es correr muy rápido, es complejo y costó mucho, porque un 100 millas conlleva una preparación muy larga. Hay que estar muy fuerte, no solo en lo físico, también en lo psicológico.
Es verdad que gané una carrera en China, en el desierto de Badain Jaran, que era más de ultrafondo. He hecho ultras aquí en España que me han ido muy bien. Gané la Tenerife Bluetrail el año pasado también. Pero quizás las que han sido más difíciles, en las que he tenido pequeños errores o complicaciones y las he acabado solventando y llegando a meta, creo que son las que mejor recuerdo como mis grandes momentos.
VKS Sport: Tienes una gran conexión con las pruebas de Canarias, ¿a qué se debe?
Manu Anguita:
Me encantan. Creo que son carreras que me van bastante bien también por el tema de los microclimas que hay, del calor. Aquí en Andalucía hace bastante calor. También el terreno es bastante rápido para correr, aunque tiene sus partes técnicas. Y como cualquiera que le dices que el Teide, coronando por Pico Viejo, es una autopista, pues se ríe, ¿no? Porque es muy técnico, muy duro. Puede parecerse a los Tajos de la Virgen, de aquí de Sierra Nevada, con bloques muy grandes de piedra.
Pero bueno, son carreras que me van muy bien. Y sobre todo, yo voy a Canarias —he estado en La Palma, en Tenerife—, también estuve en Gran Canaria en 2018, pero me tuve que retirar porque no me encontré bien. Tuve fiebre la noche anterior.
Para mí, las Islas Canarias… creo que lo que las hace especiales es la gente, la afición que hay por el trail, que se vive como en ningún sitio. Y sobre todo el trato, ¿no? El trato al corredor. Los propios organizadores de las carreras nos cuidan mucho. Por lo menos, en mi caso, me han cuidado mucho desde un principio. Me han ayudado a poder ir, porque nunca he sido profesional ni me he dedicado al 100 % al trail. Siempre he sido semiprofesional.
Ha habido una parte de patrocinadores —por ejemplo, ahora recientemente he entrado en Kailas—, pero la organización allí, pues si ha podido ayudar con el alojamiento, con la inscripción… Si alguna vez puntualmente me han pagado los vuelos, han tenido en cuenta mi trayectoria en su carrera y me lo han valorado, ¿no?
Y luego, al final, es un lugar espectacular. Porque tú subes allí, por ejemplo en Vulcania, vas haciendo la Ruta de los Volcanes, Las Deseadas, y ves el Teide de fondo, y dices: “Esto es una locura, ¿dónde más se puede ver esto?”
VKS Sport: Las ultras son muy largas, ¿cómo haces para gestionarte? ¿Cómo trabajas esa parte psicológica durante la carrera?
Manu Anguita:
Bueno, en la ultra hay muchos altos y muchos bajos. Mientras la cosa va bien, hay energía, las piernas funcionan, la cabeza está centrada en avanzar y seguir hacia delante. Pero cuando empiezan los problemas, viene alguna pequeña pájara, pasas sed porque no has administrado bien el agua, o directamente no has podido llevarte los geles o coger suficiente avituallamiento, pues ahí es donde se complican las cosas.
Entonces, yo lo que siempre hago es centrarme en avanzar, no pararme. Ya tenga calambres, ya me moleste la barriga, lo que sea, intento simplificar mucho las cosas. Y bueno, aunque me vienen pensamientos negativos —como a todo el mundo— y me digo: “No veas, Manu, en qué fregado te has metido. Hoy no es el día, confórmate con un top 10 o con terminar y no caerte o no lesionarte, que ya irías bien”…
Pero para mí es muy necesario que ese pensamiento negativo me aparezca para que aparezcan cinco positivos más fuertes y digan: “No, Manu, tú vales para esto, has nacido para esto, tu don son estas carreras, y cuando el resto cae, tú te tienes que tirar hacia delante”. Y entonces ahí es donde surge mi motivación intrínseca y consigo hacer una buena carrera de ultra.
No siempre se da así, pero en mi caso, la gran mayoría de carreras de ultra que he corrido, más o menos esa es la gestión. Se sufre mucho, porque siempre queremos más, queremos estar adelante. Pero también llega un momento en el que tienes que entender que no siempre se puede ser el mejor, que todo el mundo entrena como tú y quiere brillar y ser el número uno.
En ese aspecto intento tener una expectativa un poco controlada. Y evidentemente, cuando estoy en un momento dulce como ahora —que haces podio en Transvulcania o podio en Val d’Aran, que son dos grandísimas carreras—, pues dices: “Bueno, no tiene por qué salirte así la siguiente, y si te sale, está guay, pero no te vengas arriba, porque lo mismo encajas un 12 o una retirada”. Y es parte del juego, ¿no?
VKS Sport: Vienes de una plata en Val d’Aran… ¿qué tal fue?
Manu Anguita:
Sí, Val d’Aran fue una carrera de ultra de 100 km, de mis favoritas probablemente, y muy de mi distancia. Al principio se corrió mucho —fui yo el culpable quizás de ello— porque lancé la carrera desde el kilómetro 3 y nos escapamos Ricardo Cherta, Abel Carretero y yo. Pero en cuanto ascendía la altitud me di cuenta de que… puf, había que bajar un poco el caballaje porque iba a ser un día largo, ¿no? Ya venía un grupo muy fuerte cerca, lo vi claro, así que bajé el ritmo y me dediqué a hacer mi carrera.
Llegué a estar noveno en el kilómetro 60, prácticamente a 9 o 10 minutos de la cabeza de carrera. Ahí los pensamientos negativos me atacaron. Pensaba que con hacer un top 10 y conseguir el pase para 2026 a Chamonix era suficiente. Pero cuando llegué al avituallamiento me encontré con mi hermano y… ¡pum! Me inyectaron energía, lo tuve claro. Sé que cuando llevo 6 horas es cuando mejor empiezo a encontrarme, casi mejor que al principio, y sabía que tenía una marcha más. La puse, y me vi disputando la carrera a la hora.
Estoy contento porque no llevé una estrategia muy plana ni conservadora. Di la cara en todo momento. También tuve mis bajones como todo el mundo, pero supe terminar fuerte y luchar por la victoria. Es verdad que estaba Baptiste (Chassagne) allí, que fue un rival… o mejor dicho, un compañero increíble. El tío era como yo, muy respetuoso, nos dimos ahí nuestros palos durante la carrera y disfrutamos mucho ese duelo los dos. Y bueno, por unos minutos se llevó esta vez la victoria, pero yo estoy muy contento de haber dado ese espectáculo y prestarme a esa batalla.
VKS Sport: Y ahora, ¿qué es lo que se viene?
Manu Anguita:
Sí. Lo que me comentabas antes: la temporada de un corredor de ultra es compleja, ¿no? Porque al final no puedes meter muchas grandes carreras, ya que los desgastes son de otra manera. Si haces carreras de maratón, puedes hacer cuatro o cinco al año, meter dos o tres de 30 km como preparatorias, algunos verticales… y al final, si quieres, pues metes un ultra. Pero cuando ya empiezas desde mayo con carreras como Transvulcania, que son esfuerzos de 7 horas al máximo, pues la cosa ya no va de recuperarte en una semana.
Ahora, por ejemplo, me he metido un 100 km como Val d’Aran y probablemente esté dos o tres semanas en las que mi cuerpo, orgánicamente, necesita recuperarse. Entonces tienes que contar con los dedos de una mano cuáles van a ser los lugares a los que vas a ir.
Yo tengo ya la selección para el Campeonato del Mundo en Canfranc. El 27 de septiembre correré el Long Trail, que es otra carrera de unos 85 km y pico de desnivel positivo. Así que después de Val d’Aran —que ya estamos casi a mediados de julio—, me voy a centrar básicamente en ese objetivo.
¿Por qué? Porque este año, por ejemplo, UTMB no es compatible con el Mundial. Mi federación no ve lícito correr una ultra como UTMB y llegar cansado al Mundial, y es normal. Podría correr OCC, pero tampoco quiero gastar el dorsal que he ganado en Val d’Aran para este año, porque sí, podría hacer una buena OCC, pero sé que ahí no es donde puedo aspirar al máximo. Hay un nivel en esa distancia brutal, y ahora mismo estoy centrado en otra cosa.
Y bueno, después de Canfranc, de ese Mundial, no sé si ya me veo haciendo pretemporada y pensando en 2026, o si sería capaz de buscar una ultra un poco más adelante, cerca de noviembre o diciembre. Depende un poco de la energía, de cómo esté ya de pasado de rosca en octubre, y habrá que valorarlo también sobre la marcha. Porque, como te digo, con los entrenamientos que requiere esta disciplina y las propias carreras, no puedes tontear mucho.
VKS Sport: Al final son carreras con mucha carga, y algunas muy seguidas. ¿Cómo afrontas la recuperación?
Manu Anguita:
Lo que suele pasar ahora es que casi todas las competiciones importantes se están concentrando entre mayo, junio y julio. Si ves el calendario internacional, esta semana es Lavaredo, la anterior fue Val d’Aran, la otra fue la 90 km del Mont-Blanc… En abril está Madeira, Monte Fuji, Ultra Major… ya tenemos circuitos que agrupan muchas carreras. Entonces, al final, hay un momento —como me pasó el año pasado— en el que encadenas un montón de competiciones en tres meses.
Cuando llegué a UTMB 100 millas, tenía calambres hasta en el cielo de la boca, y es normal, porque ya traía una carga crónica: había hecho otra Transvulcania, Reventón Ultra, los 90 del Mont-Blanc, la Tenerife BlueTrail de 110 km… y dices: “Madre mía.”
Pero claro, al final tienes que tener mucha sangre fría y saber que lo más importante es hacer bien el calendario. Buscar esos espacios, que mínimo haya un mes, unas cuatro o cinco semanas entre prueba y prueba, y que no todas sean de muy larga distancia. Si puedes combinar una prueba como Transvulcania —que es de unas 7 horas— y te sirve para preparar otra más larga, pues le estás dando sentido a la planificación, creo yo.
VKS Sport: ¿Cómo ha cambiado tu rutina de entrenamiento y cómo ha sido ese proceso de evolución?
Manu Anguita:
Claro, mira, yo cuando empecé a correr no había estudiado Ciencias del Deporte. A día de hoy soy graduado en Ciencias del Deporte y entrenador de trail y ultratrail. También entreno a gente que hace ruta, cross, incluso medio fondo, porque me especialicé en atletismo durante la carrera y sigo formándome continuamente. Terminé la carrera en 2022, con 31-32 años —ahora tengo 34—, y el tener ese conocimiento te cambia todo. Empiezas a hacer las cosas bien.
Ahora hago un calendario más escueto y me centro, sobre todo en la pretemporada y al principio de temporada, en trabajar otros tipos de esfuerzos. Hago una periodización inversa del entrenamiento. Por ejemplo, este año me centré en mejorar mis marcas en asfalto, en 10 km, media maratón y maratón, junto a ICRA. Trabajé la alta intensidad, los ritmos a VO2 máximo, lejos del pico de temporada en ultra, para tener esa base hecha.
Después voy metiendo sesiones recordatorias para no perder lo ganado y lo combino con trabajo de fuerza y de resistencia de media y larga duración. Al final, voy montando la periodización también en función de cómo me siento y de los objetivos. Si tengo una carrera técnica en altitud como Canfranc, que es el próximo campeonato del mundo, sé que tengo que trabajar esa altitud, el “caco” (caminar-correr), e incluso ir al terreno, estudiar la prueba y hacer un trabajo más específico. Pero eso lo hago ya dentro de temporada.
Al principio, me enfoco en trabajar las capacidades generales y después paso a las específicas. Antes, en 2014, corría sin reloj. Y como dice la frase: “Lo que no se mide, no se puede mejorar”. Ahora me mido la variabilidad de la frecuencia cardíaca, uso lactato, reviso mis tiempos, hago test periódicos… ya hay un conocimiento muy claro de lo que hago, y eso me permite afrontar este tipo de carreras.
VKS Sport: ¿Qué es lo que te enamora a ti de este deporte y por qué crees que todo el mundo debería practicarlo?
Manu Anguita:
Pues para mí, correr un ultratrail es básicamente una aventura, una hazaña personal, un momento de superación con muchos altos y muchos bajos. Es algo que requiere de una preparación previa, de un proceso muy constante, de una disciplina… hay que currárselo. No vale apuntarse a una carrera de ultra sin haber hecho lo que hay que hacer, porque si vas a ver qué pasa, puedes tener una mala experiencia.
Yo pienso que toda persona que está dentro de un ultra ha trabajado antes y se está viendo en un entorno natural brutal. Vas atravesando montañas, senderos, terrenos desconocidos… y eso te conecta con la naturaleza, con los animales, con tu forma física, con tu capacidad de avanzar. Creo que es algo muy personal, muy íntimo. Si te conoces bien, lo disfrutas mucho. Y esa es la relación que hay que tener con el ultratrail: no desde el ego, no desde el “he corrido una de 80, ahora una de 100, ahora 100 millas”. No.
Tiene que ser algo que nazca de una conexión real. Que digas: “Quiero ir a Val d’Aran” o “Quiero hacer UTMB 100 millas”, pero no porque lo haga todo el mundo o porque sea la final europea, sino porque te encantan los Pirineos, porque te motiva ese recorrido, porque te ilusiona el ambiente, porque van corredores que te inspiran. Tienes que encontrar ese “por qué”, esa razón que te empuje a hacer la inscripción. Y cuando estés capacitado, pues vas, sufres, aguantas y cruzas la meta.
Y hay algo más que no puedo dejar de mencionar, porque es lo que más estoy disfrutando en los últimos años: no puedes hacer un ultra tú solo. Necesitas un equipo. En mi caso, mi chica, Ikram, mi hermano… ellos están en los avituallamientos, me siguen, me ayudan. Hacen un esfuerzo tremendo. Pasan una noche entera detrás mía, me ven sufrir, me ven feliz, eufórico, roto… y cuando compartes eso con tu entorno, lo viven y lo disfrutan contigo. Eso es más grande todavía que si lo hicieras solo. Esto no es para decir “qué máquina soy”, sino para compartirlo, porque ellos también son parte del logro. Y eso le da aún más sentido a todo.